A la llama y al metal
Siento tus débiles extremidades con una contradictoria firmeza Asirse a mi estructura como esta lo hace a las dos orillas Noto el vigor de tu corazón espartano en estruendoso pálpito Rugir entre tus alas al igual que esta ciudad desde hace décadas
Nadie me advirtió de que tú y yo seríamos pasajeros A bordo de este tránsito de peculiaridades y toponimias De costumbres y bostezos que dejo atrás todos los días En cada vuelo permanente o transitorio, en primaveras o en inviernos
Me pregunto a menudo qué es lo que une un puente Y qué es lo que separan estas vigas, lo cuestiono en la vigilia Por los rumores que las ráfagas de aire estrellan con desidia Pienso a veces que mi objetivo es mancomunar lo diferente
Nadie te avisó de que aquí la prisa es sosegada De que el silencio solo oculta detalles de la historia, las verdades En tu rumbo calculado de estas a otras latitudes Siénteme albergue, o fortaleza donde acaban y empiezan tus viajes
Las sombras que proyecto han sido siempre singulares Y sobre tus plumas tienen ánimo de conquista, de tormenta Solo soy, sin embargo, y te confieso, en este diálogo irredento Una puerta que conecta moléculas de agua, cielo y aire
Ahora, sé mis ojos y llévalos de vuelta al lugar donde me diseñaron He de regresar, como retorna todo, a su estado original A la llama y al metal en sus formas primigenias A la postal y al recuerdo, que, con imágenes y palabras, me retrataron.
Sé tú aquello, que yo seré tu recuerdo transitorio de épocas pasadas Y habrás de llevar contigo mi memoria más allá de esas nubes A las raíces, al nido, a la conciencia de nuestros cuerpos vivos o inertes A la inconclusa deriva de mis engranajes desde la forja hasta el presente.
Sé tú aquello, que yo seré tu recuerdo transitorio de épocas pasadas Y habrás de llevar contigo mi memoria más allá de esas nubes A las raíces, al nido, a la conciencia de nuestros cuerpos vivos o inertes A la inconclusa deriva de mis engranajes desde la forja hasta el presente.
-Castro Santos