DESDE...
EL PUENTE COLGANTE
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Nace en el orto el astro resplandeciente y el hierro escaso en óxido reluce.
Los cables se pliegan
se deslizan
y sobre el puente
quienes labran su futuro.
En la mañana,
gélida como la escasa rosa
en los campos salvajes del invierno
que impiden a la par que nazca
y que marchite
sale de su edredón ella.
Quizá la vida le dio
más que la suerte necesaria
para que los rayos dorados
se colasen por el ventanal de la casa vieja que tras la reforma era un entorno de agradable visión.
Las vistas al Ibaizábal
el café.
Cruzar el puente a Getxo,
volver.
Grabar los barcos
y sorprenderse con el impacto
de su cabida entre las casas
cuyos ventanales
asoman al puente
que conecta sus vidas.
Carmen Bonaetxea Sandonís
Miren Emilia Palacios Villanueva
Año tras año nos marca el tiempo de nuestra existencia,
la utilidad de nuestra vida,
la evolución de nuestro Mundo,
como avance o retroceso.
De todo ello no somos conscientes hasta que se
producen situaciones de guerras de todo tipo.
En tus 130 años de existencia eres testigo de situaciones diversas.
Primero, de todas las personas que hicieron tus apoyos,
pies y brazos que han permitido cruzar de un lado al otro de la Ría del Nervión,
a muchísimas personas.
De quienes se valían de tu soporte para llevar cosas,
saludar a personas o disfrutar de los paisajes.
También a quienes venían de viaje o visita,
para conocer y saber más,
sobre ti y tu entorno.
Además sufriste las consecuencias de una guerra civil,
ya que eras y eres una joya única en el Mundo.
Tienes mucha utilidad para las personas que se hallan a tu alrededor,
pero son éstas las que deciden qué uso hacen de ti.
Dependiendo del momento y qué personas tu vida puede ser condicionada.
Te ocurre igual que a los seres humanos,
pero tú ofreces una utilidad,
que es usada por aquéllos.
Con tus ojos has visto,
ves y verás a mucha gente,
muchas cosas,
que no puedes decirnos, pues careces de voz.
Sin embargo, esta te la ponemos quienes estamos a tu alrededor,
pasamos por tus sólidos brazos o disfrutamos de una preciosa ría,
unas vistas fantásticas y unos momentos de paz y sosiego,
que tanto necesitamos.
Naciste por intervención de seres humanos,
el diseño,
labores para darte cuerpo,
quienes te dan cuidado y todas cuantas personas facilitan tu existencia.
Vivirás mucho más tiempo que todos nosotros y seguirás dando historia y vida a tu alrededor.
Hoy sólo tú tienes nombre propio.
Sigue firme en tus apoyos y da ejemplo de fuerza,
utilidad e historia para el futuro.
¡¡¡Por todo ello,
porque así lo siento,
allá donde esté,
¡allí donde vaya te recordaré siempre Puente de Vizcaya!!!